junio 19, 2010

POR CUATRO GATOS LOCOS QUE VAMOS A JUNTAR...


En los años ´50 fue muy popular una canción, interpretada por Alberto Castillo, que decía “por cuatro días locos que vamos a vivir...por cuatro días locos te tenés que divertir”. Las patéticas asambleas y movilizaciones de ATE-INDEC, alentadas por ATE, recuerdan en más de un punto la postura que se expresa en la canción. Suponemos que lo único que los mueve es la diversión, porque a ninguna mente medianamente cuerda se le pueden ocurrir semejantes desatinos. Si ese es el caso, esa diversión conlleva también una grave irresponsabilidad. Tal como lo prueba la política que llevan a cabo desde principios de 2007.

Sin sorpresa vemos como día a día se les caen los ídolos de ayer. Desde la publicitada por los medios integrante de la Consultora Buenos Aires City (hoy descubierta en la vergonzosa mentira que vendían al presentarse como instituto de investigación de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA) hasta quienes fueron propuestas para constituir una Comisión Veedora (o algo así) por el Grupo A. Desde el “cuesta abajo en la rodada” protocandidato “Cleto” hasta el “amigo de Mariano Grondona” (ahora tratando de despegarse), pasando por los amigos de la Mesa que hoy ya da para llamarse del Desenlace Buzzi y De Ángelis, despreciados por sus empaquetados seguidores de ayer.

Lo apasionante del momento que vive Argentina hoy es que los ex – A, se ven compelidos a sincerar que la otrora publicitada unidad de pensamiento se desguaza y se tratan entre sí como apestados. El colorado contra el “autista” Mauricio imputado; la Gorda contra Cleto y así...

En INDEC también se cumple. No contentos con pretender dañar todo lo posible la imagen del Instituto a partir del bombo que les dio el Grupo del “Gran diario Argentino”, ahora dirigen sus vanos esfuerzos a boicotear el operativo más importante del Organismo, el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda. Sólo en las cabezas febriles de los incondicionales (la gran mayoría amparados en el fuero gremial) cabe la idea de que ellos pueden afectar una movilización de recursos humanos de la magnitud requerida para un censo. No obstante, pretendieron llevar su delirio a Institutos Provinciales de Estadística (como por ejemplo el IPEC de Rosario) y hablaron en una asamblea, en la vereda, ante un pequeño grupo de compañeros.

Cabe que nos preguntemos ¿a dónde va a parar la viabilidad de imponer una nueva forma institucional para el Instituto si Graciela, una de las referentes del esperpento, cae arrastrada por el descrédito de Buenos Aires City”?; ¿la masiva respuesta de los 1400 trabajadores del INDEC que concurrieron a las charlas de presentación interna del Censo, no constituyen una señal política?; ¿las divisiones (anque deserciones encubiertas) en ATE-Indec pueden alegrar a la conducción de ATE?.

Como varias veces dijimos, no se afanen en la mentira, en el INDEC nos conocemos todos. Cada día que pasa intensifican más en nuestros compañeros el peor de los sentimientos: la lástima.

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