La situación que vive nuestro país resulta apasionante. Muchos volantes atrás decíamos que la Argentina presenta con claridad creciente dos proyectos enfrentados. Y que la pugna actual se da en el campo de la cultura, y en especial en la comunicación.
En los años de plomo los intereses económicos (extranjeros/nacionales) que movían los hilos detrás del escenario “mandaban al frente” a sus sicarios y se mantenían convenientemente ocultos. Hoy, cuando la valorable política de Derechos Humanos del gobierno intenta desarmar el nudo represivo y algunos de sus responsables más importantes son llevados a juicio, la sociedad comienza a abrir los ojos.
Las “Tareas” se presentan ahora bajo formas diferentes. Las mediáticas son las más visibles, seguidas por las parlamentarias y las judiciales.
En ese repudiable tablado bailan también Los Pichis, que en su delirio creen que utilizan a la Derecha. ¿Es adecuado tal calificativo?. Mirando su pasado, puede pensarse que les hace justicia. Pero hablamos de quienes alguna vez enfrentaron a los poderosos y ahora marchan a su lado, pegoteados con la Mesa de Enlace, pavoneándose en los medios concentrados; votando junto al Grupo A en Diputados o borrándose con la excusa de que se cortan solos.
El correlato en la vida sindical de esta política contamina en estos días a las elecciones de la CTA, que deberían haber reafirmado el espíritu democrático con que la Central fue concebida, y son empañadas por la camarilla desaforada que responde a Los Pichis. Obligan a la Lista 10 del compañero Hugo Yaski a entrar, contra sus deseos, en un juego que sólo puede perjudicar a los trabajadores. El alejamiento de la Tupac Amaru de la CTA, permite adivinar que Los Pichis buscan que otros nucleaminetos la sigan. Sin escrúpulo alguno, mienten, embarran la cancha, y pudren organizaciones de trabajadores para manejarlas desde el aparato. Bajando al nivel de gremio, esta camarilla dirige parte de ATE, y donde lo hace, también procura debilitar.
Venimos denunciando desde hace años esa irresponsabilidad, notoriamente expresada por la actual Junta Interna de ATE-INDEC. Y que la misma hace eje de su política en el ataque al Organismo, por lo que es amorosamente premiada por los voceros de la reacción. El desatino de estos seguidores de la “patrulla perdida” en el Instituto es tan mayúsculo que su más reciente invento consiste en boicotear al Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas. El análisis del documento que presentaron al respecto excede el espacio de estas reflexiones, pero lo prometemos para una próxima entrega.
